Por: Derissé De León.-
Desde mucho tiempo los artistas han venido recibiendo un incentivo sobre el trabajo que realizan. Iniciativas como el Concurso Nacional de Arte Eduardo León Jiménez, del Centro León Jiménez; Paleta de Níquel, de la Fundación- Escuela de Cándido Bidó; Concurso de Arte Joven; de Casa de Arte y HELVETAS; Bienal Nacional, del Museo de Arte Moderno; Concurso de Pintura, Fotografía, Escultura, Jazz, Literatura de Casa de Teatro; el concurso literario “Por Nuestro País Primero”, de la Sociedad Cultural Renovación; Concurso de Cuentos y Poesía de Radio Santa María en la Vega; Concurso Literario de La Universidad Central del Este (UCE) son sólo algunos de los premios y concurso que motivan a artistas y literatos cada año a preparar y dar lo mejor de sí.
El jueves pasado se efectúo en Casa de Cultura, un taller de bases del Concurso E. León Jiménez de parte de los técnicos y artistas encargados del mismo del Centro Eduardo León Jiménez de Santiago. Como es de costumbre cada vez que va a celebrarse el certamen, el centro prepara una serie de actividades alusivas a éstos y que tienden a enriquecer ya a disciplinar a los artistas, desde la convocatoria de los artistas, taller de instrucción y de bases del concurso, recepción de obras, conferencias, paneles, debates, tertulias, conversatorios sobre las tendencias artísticas actuales y la tónica del concurso y de los jurados, exposiciones paralelas hasta, la selección de posibles ganadores y finalmente la premiación.
Todo es un proceso en el que el artista permanece activo no sólo al participar sino al nutrirse de ese “banquete” que ha sido preparado en torno al concurso y los premios como tal. Desde un punto de vista este proceso es satisfactorio ya que demuestra que la obra artística tiene un valor más elevado que el monetario y que el mero hecho de ganar.
La colección de arte y de los ganadores del citado concurso es una verdadera reliquia donde se esbozan las distintas etapas del arte dominicana y sus figuras más relevantes desde el criollismo-costumbrismo hasta el arte contemporáneo y sus diversas vertientes.
Hay que valorar además que la mayoría de estos premios y concursos son parte de instituciones que se identifican con el legar culturalmente una real recopilación del arte en sí. Generalmente, son co-patrocinados o auspiciados por entidades comerciales con un fuerte poder económico que encuentran en estas expresiones artísticas lo autóctono y valoran la dedicación e implicaciones de elaborar una pieza artísticas.
De otro lado, las premiaciones y concurso dan prestigio y dimensionan a los artistas que los merecen ya que su obra toma cierto valor al ser depurada por expertos curadores, artistas de larga trayectoria, críticos de arte y expertos en la materia, eso es excepcional.
En todos los concursos existe un fin último más que otorgar un premio, existe el interés de hacer historia a través de las distintas obras que cada año son premiadas y adquiridas para exhibirse en preciadas colecciones.
En el caso de los concursos literarios son también un proceso para enriquecer la producción y dinamizar la edición de libros con un doble valor: creados por literatos emergentes y engrosando la producción nacional que, debido al reducido presupuesto asignado anualmente a las carteras de educación y cultura, son imposibles editar y reeditar.
Los concursos y premios literarios se han dimensionado en los últimos años tanto en cantidad como en calidad, vasta con mencionar en nuestra provincia un ejemplo que nos hace dignos de merecerlo: los premios “Por Nuestro País Primero” que, en cada edición registran un crecimiento cualitativo y cuantitativo, extraordinario.
Los artistas esperan y valoran estos premios y concursos y hay que mantener esta cultura participativa y receptiva a los mismos.
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